Las trayectorias opuestas se encuentran se
abren los muslos temerosos
el amor arranca sus raíces del sueño
una nube se cierne sobre el párpado
el gran señor de la mañana dormita
La noche atraviesa el puente el carruaje
extraviado de los que despiertan se detiene
en el punto donde se acumulan los murmullos
un árbol de frío eleva su voz colérica
la mirada de la angustia despliega sus reflejos
todo te nombra
La inmovilidad del río el barquero espera
las luces acuden en socorro de la fiesta del corazón
el deseo de la mujer es un grito el coro
de las damas elegantes en la nebulosa de la dádiva
se consume el temor rueda
la despiadada cadena de los visitantes lentamente
se purifica la esclavitud los nervios abiertos
recogen las intenciones extrañas el hábito
del perseguidor la aparición
de un vago suicidio en la mañana de los lamentos
el definitivo
exterminio de los sollozos la estrella torturadora y
el mago de la alta sombra
portador de la palabra lacerante
te nombra.
Aldo Pellegrini
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