Yo soy el fuego oscuro que penetra
tu bosque de alas y esmaltados peces.
Yo soy la clara sombra proyectada
sobre tu sombra de silencio y muerte.
Soy la tierra que abraza tus rodillas,
la exaltación de tu garganta en llamas.
Oigo cantar, por dentro, el agua de oro
que corre entre los árboles; los pétalos
del aire en la espesura; el murmullo
de hogueras en un mar, raudo de miedos.
Oigo cantar las flores, y mis labios
respiran el perfume de sus alas,
enlazadas al silbo de tu muerte.
Ricardo Peña
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