martes, agosto 26, 2008

AGOSTO

Jornada calurosa en París. Sus tacones de aguja se hundían en el alquitrán blando.

Agosto se extendía de mala manera por la ciudad. El único placer que le quedaba durante aquel triste verano era sentarse en el sillín ardiente de su scooter. Lo aparcaba a pleno sol y se iba a tomar una Coca-cola y a leer el periódico en el bar de enfrente.

Le cansaba dar caladas al cigarrillo, las gafas doradas le resbalaban sobre la nariz, tenía gotitas de sudor entre los senos. Sus veinticuatro años y su tristeza intrigaban a las pocas personas que ocupaban la terraza.

Cuando se acababa la bebida y tras apagar dos cigarrillos prematuramente, se levantaba. Pagaba, cruzaba la calle y, por fin, apoyaba sus nalgas en el skay hirviente. Su vestido de fino algodón azúl no la protegía de nada. Aquella sensación parecía darle un gran placer. El sillín era como una enorme lengua sobre su conejo y su culo. ¡Imagínenselo! Un cunnilingus gigantesco, un beso que abarcase a la vez esa parte superior de los muslos tan sensible, la parte inferior de las nalgas, los labios mayores y lo que de ellos sobresaliera... Un gran calor difuso y perdurable en su ano.

Así se quedaba sentada y sin moverse, con los ojos cerrados y el sol en la frente. notaba que se humedecía un poco más, se sentía un poco más viva.

Agosto y su celibato le parecían durante minutos mucho más soportables.

Cuando todo aquel fuego acababa de extenderse por su interior, daba al contacto, se ponía el casco y se iba en busca de una gruesa polla.


Bénédicte Martin
Warm up

No hay comentarios: