Este miedo de ti, de mí... de todo,
miedo de lo sabido y lo entrevisto,
temor a lo esperado y lo imprevisto,
congoja ante la nube y ante el lodo.
Déjame estar. Así. ¿No te incomodo?...
Abajo ya es la noche, y hoy has visto
cómo acerca el temor: aún me resisto
pero me lleva a ti de extraño modo.
Déjate estar. No luches: está escrito.
Desde lejos nos llega, como un grito
o como un lerdo vértigo rugiente.
Me darás lo más dulce y más amargo:
una breve alegría, un llanto largo...
sé que voy al dolor. Inútilmente.
Julia Prilutzky
2 comentarios:
Precioso poema....
Lucía nos encanta este blog.
Es tanta la ternura en la elección...
Estoy enamorándome de ti.
Soneto temeroso me revelas
y estos ojos te buscan, mas no temen
Lo hacen, no lo dudes, porque quieren
rememorar el fuego de las velas.
No hay miedo, Lucía, en quien espera
la dicha repetirse, pues le mece
la brumas del recuerdo mientras quede
un resto de memoria en su cabeza.
No habrá quien pueda hurtarle, mi cereza,
del fondo de su pecho esta certeza:
"Al menos una vez, yo lo he vivido"
Y no podrá matarlo ni la guerra
ni podrán amortajarlo una bandera:
no hay miedo ya más lejos del olvido.
... perdona la improvisación, ya sabes.
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