Vive para el placer. Tan solo evoca,
en sus largas y trémulas miradas,
un abismo de noches desmayadas
de los hambrientos besos de mi boca.
Siente el vaho del festín. Y se desflora
la cabellera en rubias llamaradas,
mientras sueña en mis glorias consagradas
a su opulencia de bacante loca.
vive para el placer. Y en mi locura,
me siento como atado a tu hermosura,
y aplaudo sus eróticas quimeras.
Porque hay una expresión del Arte augusto
en la osada turgencia de su busto
y en la comba imperial de sus caderas!
Francisco Aníbal Riu
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