Y qué puede importarnos
que los dioses estén de vacaciones,
que bailen casquivanos
en ferias y verbenas,
si luego llegas tú
y levantas mi falda
y hurgas en mi carne.
Muro contra la soledad
son estos versosque sientes en la boca
como un fusil amable.
Cómplice tu mirada,
sólo te pido, en fin:
perdóname este asalto,
abuso de confianza, para conmigo misma.
María Rosal
1 comentario:
Lo de levantar tu falda y acariciar con la punta de mis dedos tu piel, sentir tu pubis rasurado y quizás navegar por las húmedas profundidades de tu sexo.. luego te dejaré hacer lo mismo a ti...
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