Cuando en la noche surge tu ventana,
el oro, taladrando los visillos,
introduce en mi alcoba tu presencia.
Me levanto e intento sorprenderte,
asistir al momento en que tu torso cruce
los cristales y la tibia camisa
sea a la silla lanzada.
Mi pupila se engarza en el encaje
y mis pies ya no atienden, de las losas, el frío.
Ana Rossetti
2 comentarios:
Estoy escuchando al viejo Frank Sinatra y me acuerdo de tì. hermosa mujer, cuando dejamos de ser anònimos.
Te amo
Ese anònimo es Josè Santos, el de siempre, el que recoradara los mejores momentos contigo.
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